Con rumbo a la liga en dos partidos
Si ninguno de los dos da síntomas de flaqueza, si ninguno de los dos falla, si ninguno de los dos levanta el pie del acelerador… estamos frente a una ‘Superliga a pequeña escala’ en la que los títulos se van a decidir en dos partidos: el del Bernabéu (dieciseis de octubre, novena jornada) y el del Camp Nou (diecinueve de marzo, 26ª jornada). Es mucho adelantar, claro, y enormemente poco probable que suceda, pero… ¿de qué forma meditar en que es de forma directa imposible si el frecuente tercero en discordia, el Atlético, cayó en casa frente al R. Madrid y ya está a 8 puntos del liderato?
Ni los merengues ni el F.C. Barcelona muestran ahora puntos enclenques. Los tienen, mas son de entrada deficientes a fin de que se traduzcan en derrota. Da la impresión de que deben ocurrir demasiadas cosas al tiempo para que pierdan algún punto. El enorme derbi madrileño como perfecto ejemplo: el la capital de España marcó en su primera aproximación, acción que abre aún más espacios… por los que Modric cuela un balón a fin de que Vinícius vuele y Valverde aproveche un rechace. No le hizo falta más para tumbar al tercer mayor presupuesto de LaLiga. Fue cuestión de cerrarse, aguardar, ni padecer demasiado ni asustarse tras el gol rojiblanco (no, los de Chamartín no se amedrentan en los minutos finales: le pertenecen) y meter otros 3 puntos en la mochila.
Prosecución
Si ciertos veintiuno disparos que ejecutó el F.C. Barcelona frente al Rayo en la primera data hubiera terminado dentro, todo estaría más equilibrado… mas aquel cero-cero es el único borrón de los barcelonistas, que ya no precisan futbol para vencer, si bien lo tienen. Ha contratado los servicios de un goleador (Lewandowski) cuyo impacto es el mayor en una cuarta parte de siglo: absolutamente nadie conseguía 7 dianas en sus 6 primeros choques desde Christian Vieri (Atlético). Con el polaco bien asistido, a Xavi le alcanza para girar, trabajar, recobrar el pulso de los menos habituales… y sostener esa prosecución viva. Ya es el equipo que más golea, ya es el que menos encaja.