El Partido Socialista Obrero Español acepta las demandas de Podemos y revienta la renovación
Tras una semana de conversaciones, el bloqueo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha vuelto al lugar de partida. El Comité de Dirección del Partido Popular se reunió el día de ayer por la mañana para estudiar el estado de la negociación con el Gobierno sobre la renovación de los órganos constitucionales, y confirmó que el inconveniente es Podemos.
No obstante, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció el día de ayer para responsabilizar solamente al Partido Popular del bloqueo de la renovación. Los «vetos» son del primordial partido de la oposición, y la responsabilidad, asimismo. Desde el primer instante los populares fijaron como línea roja que no admitirían que en la negociación participaran los morados. No solo como interlocutores, sino más bien tampoco por la vía de introducir vocales de su órbita en el Consejo. Los 2 nombres «malditos» son los de Victoria Rosell, que en la actualidad es la encargada del Gobierno contra la Violencia de Género, y el de José Ricardo de Prada, juez de la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.
El Partido Popular insiste, no obstante, en que la pelota está en el tejado del Gobierno. Y afirma que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, debe decidir si antepone la alianza sobre la independencia de las instituciones.
«O Sánchez ha engañado al Partido Popular o bien el Partido Popular se ha dejado mentir. Ciertas 2 partes miente», es lo que se escucha en el CGPJ, que ha quedado estancado frente al descalabro de una negociación que llevó aun a que este jueves se paralizasen los nombramientos pendientes.
Estancadas quedan, por el momento, otras instituciones como el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo, el Tribunal de Cuentas y la Agencia De España de Protección de Datos.
Los populares culpan a Sánchez de estar sometido al látigo de Podemos. Y el Partido Socialista Obrero Español culpa al Partido Popular de dejarse atemorizar por las presiones de Vox. El resultado es que lo que se había presentado como la expectativa de un comienzo de aproximación entre Gobierno y primordial partido de la oposición, en un intento por las 2 unas partes de dar aire al bipartidismo, ha terminado chocando con exactamente los mismos mantras que socialistas y populares llevan enarbolando desde el principio de la Legislatura.
Los populares afirman que aún hay margen para sentarse a charlar y desbloquear la situación, si se admiten sus condiciones. Al tiempo que desde el Gobierno apuntan a la reforma legal que anhela impulsar Podemos para mudar las mayorías y que en el nuevo Consejo entre la mayor parte de investidura.
Moncloa asocia el descarrilamiento de la negociación a los vaivenes ideológicos del Partido Popular, a su obsesión con Vox y a sus tensiones internas.
Al final, lo que prometía ser el final de un bloqueo, que ha terminado por lastrar la paciencia de CGPJ, ha concluido con un duro cruce de reproches y descalificaciones. Con Podemos, como árbitro desde la barrera.
Sobre el Partido Popular pesa su responsabilidad institucional, mas asimismo la lectura que Vox y Ciudadanos, sus contendientes en el bloque del centro derecha, puedan hacer del pacto con el Gobierno. Teóricamente queda mucho para una próxima cita electoral, mas la línea roja fijada por la dirección popular, la exclusión de Podemos en la negociación y en la representación, hace realmente difícil que pueda encontrarse una salida a la situación tras los comunicados que las 2 partes emitieron en la noche del pasado jueves.
En el primordial partido de la oposición el paso adelante dado por la dirección, tras las elecciones catalanas, se interpretó como una apuesta por hacer un ademán que confirmase que el liderazgo de la oposición es solo suyo, y que son las únicas iniciales con capacidad de influir en las resoluciones institucionales y de gobierno.
Mas, al final, con Podemos incluido en el cambalache, el resultado es que la imagen que quedaba era la de un cambio de cromos en el que resultaba imposible impedir el relato que tuviese como titular primordial que los morados proseguían tomando situaciones en las instituciones, en interés de su representación parlamentaria, mas esta vez en el reparto del Poder Judicial.