Menos filete y más vermes
La concienciación sobre las cualidades de los insectos ha empezado, y nos los meterán por la boca y por los ojos como snacks, piscolabis y en los restoranes. He comido vermes e México y hormigas culonas en Suráfrica. No me agradaron. Acá ya es legal, merced a la señora Von der Layen, vender para el consumo vermes de harinas, larvas de escarabajo, grillos familiares, leche de cucaracha y el escarabajo del estiércol.
Van a venir más, al lado de la recomendación de no ingerir carne, por el hecho de que contamina, y reemplazarla por carne artificial, que es buenísima. Vale, mas no perdamos de vista lo que afirman los veterinarios de León: comer insectos acarrea peligros para la salud. Hay que investigar, puesto que poseen substancias antinutritivas que activan los procesos inflamatorios como la quitina y agentes quelantes como los oxalatos, que dismuyen la absorción de minerales y vitaminas, como las saponinas y la tiaminasa. Los insectos criptotóxicos (ciertos escarabajos), producen hormonas esteroideas, y pueden provocar retrasos en el desarrollo, infertilidad, masculinización en las mujeres, edema, ictericia y cáncer hepático.
Los glucósidos cianogénicos y el tolueno afectan al cerebro, encontrándose en los cerambícidos y los necrotóxicos de ciertas hormigas. No me agrada comer hormigas.