Ramón Tamames mueve el tablero
La presentación de una petición de censura al Gobierno de Pedro Sánchez por Vox, con Ramón Tamames como aspirante a la Presidencia, ha movido el tablero político, por no decir que lo ha conmocionado. No por el hecho de que exista la más mínima posibilidad de que triunfe y el veterano economista y político reemplace a Sánchez, sino más bien por el hecho de que esa petición inopinada, con un viejo y respetado marxista transformado a centrista, apoyado por un partido de extrema derecha es, por lo menos, especial. Y si la petición se festeja a poquitas semanas de unas elecciones municipales y autonómicas, que con completa seguridad afectarán a las generales de meses después, la presenta un partido que está seguro de que va a ser determinante a fin de que el PP pueda recobrar el Gobierno central, se entiende entonces que esta operación sea analizada del derecho y al revés por los estrategas de los partidos. Estudian la forma de localizar el hueco que les deje sacar tajada de esta especial operación.
La primera reacción de Partido Socialista y PP ha sido coincidente: máximo respeto al aspirante, por trayectoria y edad, y centrar la carga crítica contra el partido que la presenta.
El trato frente a la figura de Tamames recuerda a la que acostumbran a sostener los políticos varones cuando se deben enfrentar dialécticamente a una mujer. Ellos actúan con una precaución que no tienen en frente de un contrincante masculino. Y si no son siendo conscientes de que han de ser singularmente cautelosos con el lenguaje y las formas, sus cooperadores les alertan antes que llegue el instante del discute. Es obligado huir de cualquier oración, título o ejemplo que pueda ser considerado no ya sexista, sino más bien sencillamente complaciente. Por el hecho de que en el discute, es simple identificar esa condescendencia con la consideración de que el contrincante es un contrincante menor, de escasa relevancia. Y de ahí al sexismo la distancia es mínima.
El hecho de que Sánchez acuse estos días a Núñez Feijóo de ser poco respetuoso con Tamames por decirle que si fuera su padre le recomendaría que no admitiera ser el aspirante de Vox a la Presidencia va en esa línea, que se vea al presidente del PP como alguien que considera al aspirante como una persona muy mayor a la que hay que resguardar de Vox, que procura emplearlo en una petición de la que es imposible salir bien parado, dada su avanzada edad.
La acusación de Sánchez falla en su inicio: fue Tamames quien invitó a comer a Feijóo a su casa hace unas semanas a fin de que conociese a múltiples de sus compañeros de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. Después, cuando recibió la oferta de Abascal para ser el aspirante le llamó de nuevo para preguntarle su opinión. Feijóo se la dio con sinceridad: si fuera su padre, le recomendaría que no se presentase.
Mañana, de entrada, Vox presentará en el registro del Congreso la petición, y al día después la Mesa del Congreso va a estudiar la propuesta y comprobará que cumple con los requisitos que marca la ley.
Batet decide
Va a ser la presidente la que fije la data, que deberá ser por lo menos 5 días siguiente a la del registro. Se especula con las presuntas presiones que ha recibido Maritxell Batet de la Moncloa: unas informaciones aseguran que el presidente le ha dicho que sea lo más cerca posible de las elecciones del 28M y antes que se empiece la campaña, para aprovechar el tirón que los socialistas aguardan conseguir en ese discute en el que procurarán que el PP salga asimismo escaldado por el descalabro de la iniciativa de Vox; otras informaciones no obstante aseguran que, por contra, desea que sea lo más pronto posible. Esta semana próxima se despejará la incógnita sobre la data.
Sí es cierto en cambio que la Moncloa pretende que la petición de Vox se considere petición del PP y afecte de forma negativa a Núñez Feijóo y a las iniciales de su partido. Sánchez, además de esto, desea que la actitud del Partido Socialista Obrero Español ante esa petición se vea como un ejemplo de respeto cara el aspirante Tamames, un hombre con trayectoria antifranquista, de izquierdas -ya no lo es- y con un bagaje profesional, económico, incontrovertible. Actitud que contrapone a la que cree el presidente de Gobierno que muestra el PP: apoya la petición y no respeta la figura del aspirante. Lo que no es precisamente cierto: no apoyará la petición, por el hecho de que se va a abstener para probar que no está con Vox mas tampoco con el Gobierno. Y hasta el momento no ha habido una sola ofensa cara la figura de Tamames.
En Génova comienzan ya a preparar ese discute, con una idea muy nítida: ni una concesión al programa de Vox si se procura colar en la intervención de Tamames ciertos puntos esenciales de su proyecto, la mayor parte de ellos tan distantes de los que defiende el PP como son de las ideas que defiende el Partido Socialista.
Va a ser Cuca Gamarra la que lleve el peso del discute, y en el PP son con perfección siendo conscientes de que la portavoz deberá ser más cautelosa que jamás esta vez, por el hecho de que los socialistas desea convertir la petición de censura en un discute sobre el proyecto político del PP… que si llega a regir va a ser con el apoyo de Vox y, seguramente, mediante Gobiernos de alianza como el de Castilla y León.
Están hechos a la idea en el PP de que el Ejecutivo de Mañueco va a ser empleado para descalificar al PP. Hace cierto tiempo que Feijóo no responde a las acusaciones de que representa lo mismo que Vox y que regirá con ellos. Como , tampoco responden los líderes nacionales y regionales del partido. La meta del PP es lograr los escaños suficientes, tanto en el mes de mayo como en las generales, para regir sin precisar coaligarse con Vox o, en el caso de precisar su apoyo, llegar a acuerdos de legislatura. Sin entrar en más concreciones hasta conocer los resultados electorales. Y, mientras que, no caer en la trampa de elucubrar sobre coaliciones o acuerdos con los de la ciudad de Santiago Abascal, que es lo que agradaría a Sánchez.
La más extraña
La verdad es que esta es una petición extraña, con un tinte electoralista clarísimo. Todas y cada una lo son, comenzando por la primera, de Felipe González, que la vio como la mejor posibilidad de probar su madurez como político, capaz de presentar un programa viable con el que ganar unas elecciones. El propósito del entonces líder de la oposición estaba no en ganarla, sino más bien las próximas elecciones, como así fue.
Esta vez el propósito de Vox es más bastante difícil de adivinar. No tiene nada que ganar por el hecho de que la situación de Abascal es muy diferente a la que tenía González cuando presentó esa petición que se pone siempre y en toda circunstancia como un ejemplo, y tiene en cambio mucho que perder. Además de esto, a muchos de sus componentes y seguidores no les ha agradado la elección de Tamames.
El discute va a ser asimismo insólito: absolutamente nadie cargará las tintas contra el aspirante, y es bastante difícil que Gamarra tenga el papel que al Partido Socialista Obrero Español le agradaría que tuviera: una intervención en la que la portavoz del PP quedase identificada con lo que defiende Vox. Ese día no va a arremeter contra las propuestas que presente el aspirante, que se van a centrar esencialmente en cuestiones económicas, sino va a aprovechar una vez más para cuestionar la eficiencia del Gobierno de Pedro Sánchez, que es lo que ha provocado la petición de censura.
Se trata de una propuesta con aristas, con dobles lecturas e interpretaciones: el aspirante no pertenece al partido que la presenta ni se siente identificado con su programa, y el Ejecutivo al que se pretende censurar prepara el discute de manera que el perjudicado de la petición sea el primordial partido de la oposición… que no es el que presenta la petición ni la va a votar.