un coctel mortal para la compañía catalana
¿Cuál es la situación de las compañías catalanas ahora?
Ahora, el tejido empresarial catalán se encara a una frágil situación. Conforme reconoció a fines del pasado año el consejero de Empresa y Conocimiento de la Generalitat, Ramon Tremosa, sus previsiones son que entre un veinticinco por ciento y un treinta por ciento de las compañías que hay ahora en Cataluña echen en cierre.
¿Cuál es la fotografía fija de ese temido declive empresarial?
Conforme los datos de Notifica DB hechos públicos el pasado miércoles, Cataluña es la comunidad en la que más concursos de acreedores se presentaron el mes pasado de febrero, ciento cincuenta y uno, lo que representa el veintisiete por ciento del total nacional. La cantidad es superior a la de la villa de Madrid (ciento diez) y Valencia (ochenta y dos).
¿Es por entero atribuible esta destrucción a la crisis económica provocada por el coronavirus?
No. Desde hace un buen tiempo, los empresarios vienen advirtiendo de que la inestabilidad a nivel político que reina en Cataluña desde el instante en que los partidos secesionistas lanzaron su órdago al Estado para apartase del resto del país daña, y mucho, a la actividad económica. El dinero es temeroso y desea seguridad. Y Cataluña, ya, no se la ofrece. Como aseguran fuentes empresariales, todo cuanto no sea normalidad y calma ahuyenta a los usuarios de las tiendas y termina por afectar a todo el tejido productivo, con cierres y fugas de empresas.
¿Cuántas compañías han descuidado Cataluña?
En los últimos 4 años, Cataluña ha perdido siete mil siete empresas, conforme datos del Registro Mercantil. Por el contrario, apenas se han creado dos mil quinientos nueve, lo que deja un cómputo de cuatro mil cuatrocientos noventa y ocho compañías escapadas. Ciertas grandes corporaciones como CaixaBank se han limitado a trasladar su sede social fuera de Cataluña, mas otras se han llevado sus centros productivos, con lo que la comunidad no solo ha perdido la producción directa de esa compañía sino más bien toda la actividad indirecta que había a su alrededor. Sin embargo, el mero traslado de una sede empresarial supone un duro golpe para Cataluña. Los traslados de grandes compañías empañaron mucho la imagen de la comunidad autónoma, lo que ha terminado por afectar a la inversión.
¿De qué forma se está comportando esta inversión en Cataluña?
Mal. Entre enero y septiembre del pasado ejercicio, la inversión extranjera en Cataluña se redujo un veintiocho por ciento , hasta sumar mil seiscientos ochenta y cinco millones de euros, conforme datos del Ministerio de Industria. En contraposición a estos datos, la inversión en la Comunidad de la capital española se acrecentó un dieciocho por ciento en exactamente el mismo periodo, hasta sumar once y setecientos setenta y nueve millones de euros. A la caída de las inversiones se aúnan, además de esto, los aumentos en las desinversiones en empresas catalanas. Conforme los datos de una investigación elaborado por el Gabinete de Estudios Económicos de Axesor, las desinversiones empresariales se han disparado un doscientos sesenta y dos con veintiuno por ciento en el último año en Cataluña por la caída de los niveles industriales provocada por la pandemia y por la propia presión política del independentismo. En términos globales, las compañías redujeron su capital social en esta comunidad en novecientos ocho con noventa y seis millones de euros. En la Comunidad de la villa de Madrid, por servirnos de un ejemplo, esta caída fue inferior, de quinientos siete con veinticuatro millones de euros.
¿Ha perdido Cataluña proyectos relevantes en los últimos tiempos por la crispación política?
Sí. Tal vez el caso más conocido y relevante sea el de Tesla. El fabricante de vehículos eléctricos estuvo a lo largo de bastante tiempo buscando un emplazamiento para su factoría en Europa. Entre los aspirantes sonó de manera fuerte Cataluña dada su larga experiencia en el ámbito -hay factorías de SEAT y Nissan y una potente industria socorrer que las complementan- y las comodidades que ofreció la Generalitat al fabricante americano. La candidatura catalana, en verdad, llegó a la recta final del proceso de selección. Mas por último, Tesla se decantó por Berlín. Oficialmente, Cataluña no quedó descartada por su situación política. Mas la realidad es que cuando Tesla adjudicó la factoría, a fines de dos mil diecinueve, la sociedad catalana vivía uno de los instantes más tensos por culpa del reto al Estado de las fuerzas secesionista.