Una Universidad a la medida de Iglesias y Junqueras
Afirmábamos el día de ayer -por expresarlo al modo de Fray Luis- que la primera redacción de Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) tenía una fuerte carga de sectarismo, con fisuras por las que se colaría la rebaja de la excelencia en la educación superior y la politización de los campus. Ahora sabemos, desgraciadamente, que la regla va a ser aprobada en esas condiciones, mas empeoradas pues, a última hora, ERC ha dado una vuelta más de tuerca e impuesto sus condiciones.
Afirmarán, como siempre y en toda circunstancia, que para realizar esta ley se ha escuchado a todos, cuando la realidad es que de las treinta y siete alegaciones presentadas por la Comunidad de la villa de Madrid solo se ha retocado ligeramente una predisposición relativa a la participación del alumnado. ¿Qué voces se han tenido en cuenta? Las de los habituales.
En suma, lo que se nos viene encima es muy grave. El sistema universitario de España, como otras tantas instituciones esenciales, está bajo seria amenaza. Debemos ser enérgicos en la contestación. El Gobierno de la Comunidad de la capital española está respondiendo. Mas, ¿dónde se encuentra la sociedad civil? ¿dónde se encuentran los rectores? Es alarmante que la sociedad de España esté anestesiada y desalentada frente a las injusticias de Sánchez, Podemos y sus asociados parlamentarios. Entiendo que tras 4 años en los que hemos asistido a una brutalidad, tontería o metedura de pata cada semana nos hallemos noqueados, mas hay que reaccionar. No pueden triunfar los que tienen la patraña por bandera, los que detestan a España y los que no respetan las leyes y las instituciones.
Es desmoralizador revisar de qué forma la versión terminante de la LOSU consagra la potestad de eliminar el de España e imponer las lenguas cooficiales en todos y cada uno de los campos de la actividad universitaria. Asimismo fuerza a los profesores a comunicar en qué lengua darán sus clases. O sea, un principio de caza de brujas o Stasi académica para congoja de quienes están combatiendo a brazo partido para proteger la libertad de cátedra -y la libertad a secas- en las universidades catalanas. Esta es la contestación que consiguen los profesores y estudiantes que defienden sus derechos constitucionales en Cataluña, continuamente señalados, acosados y hasta agredidos por los totalitarios. Es un nuevo regalo del sanchismo a los contrincantes de España.
Por otro lado, al conocer el primer boceto de la LOSU, desde el Gobierno de la Comunidad de la capital de España levantamos la voz contra la supresión del requisito de ser catedrático para poder optar al cargo de rector. Ahora, no solamente se sostiene esa rebaja de demandas, sino además de esto los secesionistas y el ala Podemos han colado al tiempo una mina de última hora: se ha eliminado aun la demanda de ser «funcionario» de los cuerpos enseñantes universitarios. O sea, se va a poder ser rector por la pura condición de «personal enseñante e estudioso permanente doctor a tiempo completo». Regalo a Oriol Junqueras o Pablo Iglesias, cuando les convenga o lo precisen.
De los dos ministros que han estado al frente de la preparación de la LOSU no se podía aguardar otra cosa. La facción podemita del Gobierno es comprensiva y benevolente con el separatismo y tiránica con todo lo demás. Por eso, la nueva ley universitaria da asimismo amparo a los frecuentes mantras y obsesiones de la izquierda. Por servirnos de un ejemplo, al imponer que los institutos mayores de titularidad pública sean mixtos o al establecer la creación obligatoria de «unidades de género» en las universidades.
Para finalizar, en esta fase final de la tramitación de la ley se ha blindado el amparo legal a la agitación política y las huelgas salvajes en los campus, suprimiendo garantía alguna para el derecho a estudiar de quienes no secunden los paros.
Tras las leyes a la medida para supervisar la Justicia, Pedro Sánchez emprende su ataque a la universidad, puesta al servicio del activismo político y de personas específicas, con nombres y apellidos, en pago a favores debidos. ¿Qué va a ser lo siguiente? Y, lo que es más esencial, ¿quién está presto a frenarlo?